lunes, 18 de junio de 2012

El drama de ser padre de un terrorista

Texto de Aníbal Malvar en el www.elconfidencial.com

"Imagino que puede ser duro para ti leer estas páginas. Si fuera así estarías en el inicio de un camino que puede conducirte a algo nuevo, algo que te ayudaría a evolucionar. Necesito creer que no te han lavado el cerebro y arrancado las glándulas en las que se generan los sentimientos.
Pero ignoro cuál es tu realidad. El adoctrinamiento es el peor enemigo de la evolución. La libertad es la mejor garantía del progreso del hombre. Me gustaría que miraras de reojo a alguna de estas víctimas y reconocieras en ella a un ser humano. Solo por eso habría tenido sentido escribir este libro."

Hace 21 años, un hombre que había dedicado una parte importante de su vida a luchar contra el terrorismo, que había sido objetivo de cuatro atentados, que había asistido a muchos entierros de colaboradores y amigos asesinados por ETA, recibió la llamada de un teniente coronel de la Guardia Civil informándole de que estaban buscando a su hijo por un delito de pertenencia a banda armada.

El comando Donosti acababa de ser desarticulado tras un tiroteo en el que murieron tres etarras y resultaron heridos dos guardias civiles, y el hijo de José Ramón Goñi Tirapu, gobernador civil de Guipúzcoa entre 1987 y 1990, fue uno de los tres terroristas que logró huir. Desde entonces no se han vuelto a ver. Ahora, Goñi Tirapu acaba de publicar en Espasa el libro Mi hijo era de ETA, un escrito bastante inclasificable que combina memoria política, epístola, confesión y testamento.

"¡Cuánta miseria alrededor de ti! ¡Qué profundo es el rechazo que siento por tu mundo! Gente mala y miserable podemos encontrarla en todas partes; entre los terroristas hay, además, muerte y desolación. ¿Qué sentido tiene la vida si se abandona la compasión? ¿Cómo es el corazón de un asesino? ¿Cómo es un corazón capaz de seguir latiendo tranquilo después de cada asesinato? ¡Y pensar que tú has sido amigo de estos miserables, y que quizá sigas siéndolo!"

“Después de ETA, ahora, ¿qué? Yo he guardado 20 años de silencio. Ya es hora de reclamar a mi hijo”. Goñi Tirapu considera a su familia paradigma de la metástasis que aqueja a la sociedad vasca. Dos de sus hermanos militaron en ETA político-militar, y se reinsertaron después. Otro de ellos continuó con las armas, y hoy permanece huido en Francia, como su hijo. “Ir al País Vasco es ver un barniz. Pero debajo de ese barniz se esconde una gran miseria. Mi familia es un ejemplo. Mis propios hermanos llegaron a denunciarme públicamente por malversación de fondos, en una rueda de prensa horrorosa [pertenecían al sindicato nacionalista LAB]. Sin ningún fundamento. Ahora que yo pienso que ETA ha terminado, ahora que estoy convencido de que ETA no volverá a matar, necesito recuperar a mi familia. Por eso he escrito este libro. Creo que mi ejemplo va a ser muy útil no solo para mí y para mi familia, sino también para la sociedad. Limpiar el odio en toda la sociedad vasca va a costar mucho tiempo. Yo quiero empezar. Y en este sentido está escrito el libro, aunque sé que nunca veré ese final”.

"Me siento invadido y zarandeado por sentimientos contradictorios: no puedo llorar por la muerte de un hijo, porque está vivo, aunque en ese momento sienta que algo de él ha muerto para mí; no puedo liberarle de un secuestro porque no está secuestrado, se ha ido voluntariamente, y no puedo tampoco sentir compasión de él, porque presumo que es un terrorista. Sin embargo, es mi hijo, el hijo al que he visto nacer y crecer, el mismo por el que daría la vida. […] Me siento muy culpable por tener un hijo etarra."

Goñi Tirapu, 69 años, ha llevado una vida bastante azarosa. El mismo reconoce con ironía que le han intentado implicar “en un millón de asesinatos” por su cercanía a varios responsables del GAL como Rafael Vera. Pero la ironía se le enturbia y desvanece cuando se le recuerda que pasó dos años en la cárcel por haber pagado 50 millones de pesetas por un video sexual de Pedro J. Ramírez. De eso no se habla. “Hay muchos amigos de Rafael Vera que no tienen que ver con el GAL. Yo siento parecido rechazo hacia la tortura que hacia cualquier acto terrorista, y así lo escribo en mi libro. Yo no estaba en el Gobierno Civil cuando se cometían esas barbaridades. Tratar de solucionar la barbarie con barbarie es un error. Mi propio hermano fue torturado, y en mi época de gobernador civil luche contra la tortura. Pero preguntarme otra vez por el GAL, señor, eso es también una tortura. Y yo lo que quiero es hablar de un libro de amor”.

Cuando Goñi Tirapu se enteró de que su hijo estaba perseguido, se encontró frente a un dilema. Y comenzó a actuar como aquéllos a los que antes había perseguido. Supuso que tenía los teléfonos pinchados, así que cogió el coche y vagabundeó por Madrid hasta comprobar que nadie le seguía. Aparcó en un lugar donde la matrícula de su coche no fuera demasiado visible y se metió en la boca del metro.

"Es para mí una disyuntiva endemoniada: por un lado debiera ayudar a la Guardia Civil a detener a un terrorista, pero también necesito ayudar a mi hijo en el momento más complicado de su vida, necesito que él me explique qué ha pasado […] Había confirmado, con enorme alivio, que el comando etarra al que se le acusaba de pertenecer había cometido un solo asesinato, y que este se había producido justo en los días en que mi hijo se encontraba conmigo en Madrid."

José Ramón Goñi Tirapu. Gobernador civil de Guipúzcoa entre 1987 y 1990

Goñi Tirapu salió del metro, se dirigió al bar donde había tomado unas últimas cervezas con su hijo y llamó a un amigo de Irún para que le diera un mensaje a su hermana: él estaría en ese bar, cada hora en punto, esperando la llamada. Su hijo no llamó, pero sí comunicó con él una de sus hermanas que, con un conciso mensaje medio en clave, le confirmó que el chico había conseguido huir y que estaba bien.

"Los padres observamos siempre de cerca la vida de nuestros hijos, tanto para acudir en su auxilio si nos necesitan como para alegrarnos con ellos de una buena noticia: mi buena noticia tuya ha sido no tener malas noticias tuyas. Respiraba cuando leía acerca de los crímenes cometidos por tus compañeros y no encontraba tu nombre escrito en letras impresas."

Los otros dos etarras que huyeron con el joven Goñi fueron detenidos tiempo después. Ignacio Recarte, por un coche bomba que unos meses antes de la inauguración de la Expo de Sevilla mató a tres personas e hirió a otras 21. Fue condenado a 302 años de cárcel. El otro, Juan Ramón Rojo, asesinó a un policía en Basauri y fue condenado a 30 años. Preguntados por el juez, ambos negaron que el hijo de Goñi Tirapu estuviera implicado en ningún delito de sangre.

“He escrito este libro para recordar dolor. Para recordar dolor del fuerte. Del que me impide muchas veces hablar. Imagínese usted que tiene un hijo drogadicto. Yo tengo un hijo en ETA. He escrito este libro para sacar a mi hijo de ETA. Para decirle que estoy sufriendo. No tiene delitos de sangre. Para decirle que vuelva. Este es un grito desesperado para que esto termine”.

Disponible en LIBRERÍA SORIANO: "Mi hijo era de ETA", José Ramón Goñi Tirapu. Espasa Calpe 2012.  200 págs. 19'90€

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